«Sentir el susurro del alma, seguir el río que lo hace fluir»
La belleza por contagio
Los poemas se escriben gota a gota. La pintura se escucha con los dedos.
Por Esther Peñas
Por Miguel Sánchez Santamaría

De la exposición "SaboreArte"
Teresa Jimeno lo ha vuelto a hacer. Sacar de entre el agua y el color la belleza de lo cotidiano. Con Saborearte, su nueva propuesta artística, nos invita a quebrar la prisa, a escuchar a un ramillete de objetos que pueblan nuestro universo cotidiano para mirarlos con otros ojos, con una mirada atenta capaz de encontrar en ellos la savia de lo que los distingue, siempre hermoso y palpitante. Con su pincel hace hablar a distintos alimentos hasta escucharlos hablar de sí mismos, reivindicando su íntima y discreta dignidad, su capacidad para sembrarnos el asombro, su exacta dimensión del prodigio. Del agua, la vida; del color, el matiz de la identidad. Así trabaja Teresa Jimeno, como quien procura la alquimia necesaria para trascender la mera apariencia y mostrar el alma de aquello que dibuja. Se respira, en sus acuarelas, el primor del artesano, la humildad del aprendiz, la grandeza del maestro. Saborea en cada trazo la música del pincel que acuna lo suficiente como para invitarnos a cerrar los ojos ante lo mirado y volverlos a abrir, ya contagiados de lo maravilloso. La belleza por contagio. Teresa Jimeno.

De la exposición "Versos que fueron testigo, y otros que serán historia"
Los poemas se escriben gota a gota. La pintura se escucha con los dedos. El trabajo de Teresa Jimeno mira al otro lado. Al lado otro. La acuarela es la mayor premonición: en el papel se diluyen el trazo y el verso. Cualquier mirada diría que junta pintura y poesía, pero no. Supera la suma, trasciende la superposición: crea. Literatura y color se dan la mano para hacer una obra nueva, híbrida y propia. No ocurre la mezcla: no se imbrican dos universos, sino que se crea uno nuevo. Una selección acertadísima de poemas da paso a una serie de trabajos pictóricos que hipnotizan. El deber de la obra no es explicar, sino sugerir. La acuarela te obliga a volver los ojos: de nuevo el color, de nuevo la forma. Ya lo he visto y quedan aún tantas miradas sobre ese mismo papel. Querría hacerlas todas. Y al mismo tiempo, mantener la emoción de pensar que aún puedas hacerlas por primera vez. El partido de tenis que se juega entre los versos y la factura pictórica es nuclear y necesario, aunque en este caso se juega sin red. No hay dos campos: son uno solo. Y aún así, la pelota no para de moverse. A eso aspiran las grandes obras, a estar vivas. Aparecer en esta exposición no es suerte, es un privilegio. La suerte es poder ver el resultado. Teresa crea. Nosotros creemos. En ella.
2022, Derechos de imagen y obra reservados Teresa Jimeno
Todas las imágenes de esta página son originales y únicas, tienen exclusividad de explotación comercial, divulgación, reproducción o edición de la obra a su autora.
